Soy Leonor Gómez, durante mucho
tiempo trabajé en restaurantes pero me pagaban muy poco y no me alcanzaba para
el diario, por eso decidí, con la ayuda de una amiga, salir a la calle a vender
dulces. Duré ocho años vendiendo dulces, hasta que me hicieron una inscripción como vendedora ambulante, luego me llamaron
para asignarnos unos kioscos porque no podía estar en el espacio público.
Allí, en el sitio que me
asignaron, he estado aproximadamente cinco años. Ahí me he aguantado el frío, el
sol, pero no estoy corriéndole a la policía, lo he explotado desde un comienzo
y me gusta estar allí, en el kiosco que me asignaron.
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